martes, 20 de septiembre de 2011

Tocarte las narices

¿De verdad tienes ganas de volver a leer esas cosas? Acabo de abrir la ventana de mi habitación precisamente porque ya no quiero escribirlas y, de repente, me he acordado de ti (permanecer a oscuras, viendo en silencio las líneas de la luz que viene del pasillo, tener que encerrarme literalmente para darme cuenta de que necesito sacar la cabeza fuera y mirar una parte del inmenso mundo que me ignora, escapar, salir volando) y he tenido la certeza de que escribir esto es inevitablemente una forma de dar otro paso hacia fuera.

Así es que, si siempre se me ha dado mejor marcharme hacia dentro y abrir ventanas me recuerda lo mucho que añoramos aquello que no entendemos, entonces, sin duda, debo hacer de nuevo este gesto que me justifica y me desacredita a la vez, como si complacerte fuera lo mismo que tocarte las narices.

1 comentario:

  1. Míralo qué reversible él. :)
    Yo estoy loca por dar un paso de esos hacia fuera de los que hablas y dejar el apolille para otros, pero no voy a hablar aquí también del máster...
    Un abrazo y a ver si te pego un toque prontito. Muá!

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