miércoles, 15 de febrero de 2012

Poner fin al terrorismo financiero

Lo que sigue es un fragmento de Hay alternativas, de Vicenç Navarro, Juan Torres López y Alberto Garzón Espinosa. (Es un libro que os podéis descargar gratuitamente aquí, pero que yo me compré ya hace un tiempo en Traficantes de Sueños no tanto por demostrar que el copyleft no va a matar la cultura —porque es obvio que no— sino más bien porque prefiero un libro en papel para leer). Las negritas son mías.






Casi todas las crisis financieras que se han producido en los
últimos cuarenta años han estado ligadas, o han terminado por
estarlo, con ataques de fondos financieros contra intereses
nacionales, contra monedas o contra la deuda soberana de los
países.

Eso es justamente lo que está ocurriendo hoy día en Europa,
porque se ha dejado, como ha ocurrido antes en otros lugares
del mundo, que grandes bancos y fondos financieros, mediante
rumores que ellos mismos extienden o con la complicidad
criminal de las agencias de calificación, generen las condiciones
que les permiten ganar más dinero especulando contra la
deuda de los Estados.

De esa manera la encarecen artificialmente y además utilizan
para ello los recursos que deberían usar para financiar a
empresas y consumidores, y así provocan un verdadero caos
económico de terribles consecuencias, sobre todo para la
población, a quien luego los propios especuladores impone las
políticas que les convienen para seguir ganando dinero sin
cesar.

Es preciso evitar esta forma de terrorismo o de "crímenes
económicos contra la humanidad". Existen fórmulas para ello y
sabemos, además, que han funcionado en otras épocas. E incluso
organismos tan apegados a los poderes financieros como el
Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial han tenido
que reconocer, aunque haya sido con la boca pequeña, que
estarían justificadas y que si se adoptaran en momentos de gravedad
evitarían daños muy graves, como los que viene sufriendo
la economía desde hace tiempo. Entre ellas, las que nos parecen
más importantes y urgentes son las siguientes:

1. Control de los movimientos de capital para evitar que su

volatilidad desmedida cuando sólo persiguen fines especulativos
se traslade al conjunto de la financiación y de la economía.

2. Establecimiento de impuestos y tasas internacionales, por
supuesto sobre los movimientos especulativos para desincentivarlos
y obtener financiación urgente para financiar el desarrollo,
pero también sobre el conjunto de las actividades económicas
puesto que si la economía es global debe serlo también la
justicia fiscal.

3. Prohibición del uso como instrumento especulativo de los

llamados derivados de incumplimiento crediticio o credit default
swaps (CDS), que con toda razón fueron calificados por el
financiero Warren Buffet como "armas financieras de destrucción
masiva". Se trata de unos productos financieros muy sofisticados
que se asimilan a los seguros pero que en realidad no lo
son porque se establecen sobre algo que no es propiedad del
asegurado y por eso producen resultados catastróficos: si por
ejemplo alguien va a cobrar mediante este seguro en caso de
que arda la casa del vecino, no sólo no le va a importar que arda
sino que incluso puede interesarle hacer lo posible para que se
incendie cuanto antes.

4. Control de la actuación de los financieros que a su vez

controlan los mercados de derivados (que supone unos 700
billones de dólares) y los hedge funds. Algo que no es difícil si
se tiene en cuenta que el 80 por ciento de estos últimos está
radicado en la City de Londres y que el mercado de los primeros
está controlado, según The New York Times, por una élite
que se reúne el tercer miércoles de cada mes en algún lugar del
Midtown de Manhattan que, aunque sea secreto, no debe resultar
muy difícil para las autoridades dar con él.

5. La separación de la banca comercial, es decir, la que se

dedica a financiar la actividad económica, de la que se dedica a
llevar a cabo inversiones financieras y, como veremos, poner fin
al privilegio que tiene la banca privada de crear dinero y, por
tanto, de obtener beneficio y poder cada vez que concede un
préstamo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario