miércoles, 24 de octubre de 2012

Cosmópolis

 
La abstracción supone una renuncia de lo figurativo. La figuración supone una narración, un sentido. El capital ha perdido su capacidad figurativa, es decir, el dinero se multiplica y divide en nanosegundos, en zeptosegundos, en yoctosegundos. A los 28 años puedes ya alcanzar la cima del sueño americano, el expresionismo abstracto de Rothko y Pollock. Desde allí los tumultos apenas son un leve vaivén que no impide dar breves sorbos a un whisky de doce años, tus enemigos quieren suplantarte y la idea de justicia es una toalla vieja que envuelve la frustración por no ser tú. Las relaciones humanas también han perdido su capacidad figurativa. Da igual la historia que puedas contar, porque solo importa si eres o no capaz de predecir las fluctuaciones del yuan. Un tipo que busca su autodestrucción dentro de una limusina blindada es la esencia del neoliberalismo, el último estadio del capitalismo yanqui, y no será derrocado, sino que se autoinmolará por gusto y a la suya, aburrido de sí mismo.




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