«No es un reptil, sino un anfibio, es decir, puede moverse con la misma naturalidad en distintos ámbitos. Pese a ello, y también pese a carecer de depredadores naturales, su población en la Península Ibérica es más bien escasa. Se cree que es así solo porque este animal prefiere permanecer siempre en su hábitat óptimo, que en la península es reducido.
Al tratarse de un animal de población no numerosa y, además, discreto, su presencia puede pasar incluso desapercibida para los lugareños. Sin embargo, aunque nunca ha tenido un papel central en el folclore, siempre ha aparecido de un modo u otro en él, y siempre se le ha tratado con cariño. De hecho, la forma de nombrarlo suele ser simpática y hacer referencia a otros animales, más presentes: gallipato, ofegabous (ahogatoros), salamandrilla (sin ser verdaderamente una salamandra, aunque se le parezca y esté emparentada con ella).
Como curiosidad, habría que añadir su famoso y misterioso (no demostrado) mecanismo de defensa. Contra sus improbables enemigos, saca las propias costillas del interior del cuerpo, autolesionándose, enfocando sus puntiagudos extremos hacia fuera. No hay depredador que no se arrepienta de darle un mordisco. No es peligroso, pero sí duro de pelar.»
http://ofegabous.tumblr.com/
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