jueves, 5 de enero de 2012

Decimos que el ser humano es horrible porque no es capaz de organizarse socialmente de forma justa.
Yo veo a mi jefa cruzar la oficina con un foulard y unos tacones. Contenta. Se mete en su despacho.
No vemos el fondo de brutalidad que hay en el mundo que nos ha tocado vivir.
Cómo es de salvaje.
Cómo hemos construido sobre él una ilusión de felicidad, de comodidad.
Vamos a morir.
No pensamos en ello.

2 comentarios:

  1. Joder, con el control que suelo llevar yo de este blog y hay un post desde el día 5 que no había leído...
    Yo me creo muy capaz de ser feliz -aunque la conciencia hace que lo que digo sea casi una burrada- pese a toda la mierda que hay debajo. Creo que también es un acto de rebelión (o quizá un despropósito absoluto) pensar que nuestra felicidad es posible también aquí. Y, desde luego, cuando digo "felicidad" lo digo con la carga semántica más ambiciosa.
    Además de creerme lo que digo, pienso que uno, en su día a día, también puede ir cambiando lo que no le gusta; que el ritmo del cambio no es siempre el que se desea, pero hay que tener ganas, joder, que da igual que hablemos de manis, firmas, panfletos o ese click que te lleva a no gastarte ni un duro en según qué cosas, a decir lo que piensas en el autobús o a no participar de una injusticia que es, como mínimo, tentadora. Hay que construir y hay que derruir constructivamente. No me gusta el derrotismo de este post, aunque lo entienda y sé que no es fruto de "un mal día".
    Sí que pensamos muchos, que sí.

    ResponderEliminar
  2. Joder, con el control que suelo llevar yo de este blog y hay un post desde el día 5 que no había leído...
    Yo me creo muy capaz de ser feliz -aunque la conciencia hace que lo que digo sea casi una burrada- pese a toda la mierda que hay debajo. Creo que también es un acto de rebelión (o quizá un despropósito absoluto) pensar que nuestra felicidad es posible también aquí. Y, desde luego, cuando digo "felicidad" lo digo con la carga semántica más ambiciosa.
    Además de creerme lo que digo, pienso que uno, en su día a día, también puede ir cambiando lo que no le gusta; que el ritmo del cambio no es siempre el que se desea, pero hay que tener ganas, joder, que da igual que hablemos de manis, firmas, panfletos o ese click que te lleva a no gastarte ni un duro en según qué cosas, a decir lo que piensas en el autobús o a no participar de una injusticia que es, como mínimo, tentadora. Hay que construir y hay que derruir constructivamente. No me gusta el derrotismo de este post, aunque lo entienda y sé que no es fruto de "un mal día".
    Sí que pensamos muchos, que sí.

    ResponderEliminar