miércoles, 10 de abril de 2013

Una visita de mi padre

Me imagino a mi padre bajo la lluvia, de noche, descargando pesados cajones de naranjas del pueblo, con la capucha del chubasquero puesta y gesto serio. Es necesario repartir estas naranjas. Es muy importante. Mi padre frunce el ceño, pero lo justo, porque él nunca ha sido muy teatrero. El miércoles pasado estuvo toda la tarde recogiendo esas naranjas del huerto de mi tío. Es fundamental repartirlas por Madrid con su coche, incluso a gente que no conoce de nada. Apenas puede respirar si sube dos pisos de escalones, pero aún así, poco a poco, descarga cajones repletos de naranjas. No se las va a llevar de vuelta. Él no lo sabe, pero se helaron. Y llueve. Por fuera están empapadas, por dentro están secas. Pero pesan igual. No ha probado ninguna. Solo llenó cajones y cajones. Hizo mucho frío el mes pasado. Lleva toda la tarde y ya es de noche. Quizá más.

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