De un tiempo a esta parte tengo una fantasía que se repite
cada cierto tiempo. Más concretamente me visita cuando veo en la calle o a través
de una pantalla cómo un grupo de antidisturbios protegido hasta las cejas
aporrea a gente sin armas ni defensa. La fantasía consiste en que entre el
momento de subir y bajar las porras, los pies de los antidisturbios quedan
cercenados sin explicación. Pies separados del cuerpo con un corte limpio que
no ha venido de ningún filo. Simplemente ocurre, sin violencia, y mientras sus botas calzadas
quedan en otro lado, inútiles, los antidisturbios caen al suelo como morcillas,
salpicando un poquillo.
Esta fantasía me proporciona placer y viene a mi mente sin
que yo la convoque.
¿Es delito desear el mal ajeno?
Delito no sé. En este caso es justicia. Y no solo desearlo... (ups!)
ResponderEliminar