En el sofá de la casa de la playa ojeo las revistas de mi hermana mayor y las mujeres de las fotos me producen una erección. Aprendo que las representaciones producen emociones, es decir, verdades.
«Pero ¿qué puedo hacer yo con esa cosa tan dura?», pienso apoyando la cabeza en un brazo del sofá, conteniendo la respiración.
«Pero ¿qué puedo hacer yo con esa cosa tan dura?», pienso apoyando la cabeza en un brazo del sofá, conteniendo la respiración.
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Hay quien cree que cualquier verdad aporta un sentido. Me da igual si alguien puede o no crear algo verdadero sobre una sensación. La sensación no estaba ahí para eso. No estaba ahí para nada, en realidad. Pero, ¿se puede comportar que lo verdadero carezca de un sentido?
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No he parado de pensar en lo de anoche. Puedo recrearlo incluso con una fidelidad aceptable, aunque no es eso lo que me interesa, sino revisitar una y otra vez la sensación original, que todavía dura de algún modo.
Pero anoche no pensaba en nada mientras apoyaba la cabeza en la pared y el cuerpo todavía me ardía, cuando el jadeo iba ya apagándose.
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El sentido de la vida no es, desde luego, la verdad de la vida.
¡Trascendental! ¡Tira por ahí! :P
ResponderEliminarLo de "que todavía "dura" de algún modo" es intencionado o estoy enferma?
ResponderEliminarAy, sí, armadilla, soy un solemne de poca monta...
ResponderEliminar¿Y todavía lo preguntas, Luzhilda? ¡Estás enferma!
Besitos a las dos.