domingo, 6 de marzo de 2011

La Quinta de los Molinos

Ya que estamos en marzo hablemos, por ejemplo, de los almendros. Estos arbolitos se pasan todo el invierno sintiendo en silencio. Para ellos el mayor placer es la ardiente sensación del más puro frío atravesando sus cuerpos. Las ramitas se retuercen sobre sí mismas en estremecimientos de íntimo goce. Sienten con una intensidad tal que solo pueden reaccionar, salir de su aturdimiento, cuando el invierno acaba. Es entonces el momento en el que la inmensa gratitud por todo ese frío recibido sin haberlo buscado, sin haberlo necesitado, no puede ser ya contenida por sus crujientes cuerpos y sale al exterior en forma de luz y perfume. Y florecen. Contra el odioso calor que anuncia la primavera.

3 comentarios:

  1. el término imagen son los almendros, pero el real?? malditas metáforas currianas. O quizás la metáfora sea que no hay metáfora. Pero eso me extrañaría porque eres un ser retorcido.

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  2. pues sabes donde estarían muy a gusto esos almendros? en tu casa. Se retorcerían como si no hubiera un mañana

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